no sacar los ojos
del dulce de naranja
del fuego que se apaga
remoto el arroyo por el que venía bajando
cuando la corriente
se disipó como las ramas en las nubes
caracoles bajo las hojas
resisten el frio y la lluvia
así
con los ojos naranja y el pelo atado
agua estancada que espera
para seguir bajando
agarrada a los juncos
como huevos por nacer
prendida
los ojos en la hornalla.